domingo, 4 de noviembre de 2012

Reducir el número de diputados (III): se puede sin perder representatividad

En la primera entrada de esta serie, "Reducir el número de diputados (I): consecuencias sobre la representatividad de las provincias", vimos que una primera consecuencia de reducir a la mitad el número de diputados del Congreso es que se acentúan todavía más las desproporciones en el reparto de escaños a las diferentes circunscripciones.

En la segunda entrada de esta serie, "Reducir el número de diputados (II): consecuencias sobre el reparto de votos", vimos que otra consecuencia de tomar esa medida es que se menoscaba la pluralidad representativa, otorgando más ventaja a los poderosos y debilitando e incluso borrando del mapa a los partidos no mayoritarios en cada provincia.

Ese aumento de la desproporcionalidad representativa y la pérdida de pluralidad son sacrificios lo suficientemente importantes como para tenerlos en cuenta antes de aprobar una medida de este tipo, aunque a priori parezca una medida popular.

La cuestión que trataré en esta entrada es la siguiente: ¿se puede conseguir una reducción del número de diputados sin tener que realizar dichos sacrificios? La respuesta es SÍ.

En realidad hay muchas maneras. Voy a plantear una de las que menos cambios supone respecto al sistema actual. La idea principal es eliminar diputados "redundantes". Es decir, en aquellas circunscripciones en las que un partido político (recordemos que actualmente votamos listas cerradas de partidos) obtenga más de un escaño, sólo es necesario un diputado que represente la opinión de su partido en dicha circunscripción.

Evidentemente, para no perder la correspondiente representatividad, se introduciría el voto ponderado. Es decir, cada diputado tendría un peso en las votaciones igual al número de escaños que representa de su circunscripción.

Ejemplo práctico. En las últimas elecciones generales (2011) en la circunscripción de Illes Balears el PP obtuvo 5 escaños y el PSOE 3 escaños, por lo que actualmente en el Congreso hay 8 diputados por dicha circunscripción. Si se aplicara la medida de los votos ponderados, sólo son necesarios 2 diputados, uno del PP de Balears y otro del PSIB-PSOE. A la hora de las votaciones en el Congreso, el voto del diputado del PP por Illes Balears se multiplica por 5 (es como si votaran 5 diputados) y el voto del diputado del PSIB-PSOE por Illes Balears se multiplica por 3 (es como si votaran 3 diputados). Vemos que fácilmente hemos reducido 6 diputados sólo en la provincia Illes Balears.

¿Un 2 que vale por 8?
Tras aplicar esta medida en los resultados de las últimas elecciones generales y hacer un recuento circunscripción a circunscripción he obtenido que el Congreso actualmente estaría formado por 131 diputados (una reducción del 62,57%).

¡Vaya! Aplicando un poquito de matemáticas elementales, el voto ponderado, obtenemos una medida mucho más efectiva que la idea inicial de reducir a la mitad el número de diputados y sin perder ni un ápice de pluralidad representativa ni empeorar la desproporcionalidad actual del sistema.

¿Qué necesitamos cambiar para poder aplicar esta medida? Lo mismo que se comentó en la primera entrada de la serie, algún artículo de la Constitución y la Ley Electoral. En este caso las modificaciones consisten en rebajar el número mínimo de diputados a 52 (número de provincias y ciudades autónomas) e introducir el sencillo procedimiento de votaciones ponderadas definiendo el concepto de peso del voto de los diputados.

Con esto finalizo la penúltima entrada de esta serie.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

pubEl problema, que no es el número de diputados, ya que es un argumento populista y demagógico, es que con la medida crearíamos Césares en los partidos. egos todopoderosos que aglutinarían poder. Aquellos que llegasen a los escaños serían partidos dentro de los partidos que lucharían intestinamente con más virulencia que lo hacen ahora

Félix dijo...

Hola. Gracias por el comentario.

Lo cierto es que no veo cuál es la diferencia significativa con lo que sucede ahora.

Lo que la gente ve son líderes políticos que pertenecen a un partido. La gente cree que en unas elecciones generales está votando a Rajoy o a Rubalcaba o a Lara o a Díez o a ... Cuando eso no es así a no ser que justamente se presenten por tu circunscripción.

Y lo que se hace actualmente es ejercer la denominada "disciplina de partido" en la que todos tienen que votar lo que el partido decida (no necesariamente un líder, se puede hacer democráticamente a nivel interno del partido).

Como ciudadano, las luchas internas de los partidos políticos sinceramente me importan bien poco en comparación con los problemas reales de la gente. Preocuparse más por si se encarnizará la lucha en el partido X que por si te cierran un hospital no sé si será más demagogia que lo contrario, pero inservible desde luego.

Por cierto, como veo que esta entrada puede crear un poco de revuelo ya adelanto que la medida que aquí se explica me sigue pareciendo injusta porque mantiene la desproporcionalidad existente en el sistema actual.

Saludos.