jueves, 1 de noviembre de 2012

Reducir el número de diputados (II): consecuencias sobre el reparto de votos

En la entrada anterior, "Reducir el número de diputados (I): consecuencias sobre la representatividad de las provincias", vimos que una primera consecuencia de reducir a la mitad el número de diputados del Congreso es que se acentúan todavía más las desproporciones en el reparto de escaños a las diferentes circunscripciones.

Voy a poner otro ejemplo que sintetice un poco la idea de la entrada anterior. A la circunscripción de Barcelona, que posee el 11,72% de la población total, le corresponden en el reparto actual 31 de los 350 escaños, el 8,86%. Si reducimos a la mitad los escaños del Congreso, Barcelona obtendría en el nuevo reparto 11 de los 175 escaños, el 6,29% (un poco más de la mitad de los escaños que le corresponderían de manera totalmente proporcional a la población).


Entendida esta primera consecuencia, vayamos a por otra cláusula que también viene en letra pequeña. ¿Cómo afecta esta reducción de escaños a la hora de repartir los votos entre las diferentes candidaturas? Seguimos aplicando un poco de matemática electoral básica.

Cojamos una de esas circunscripciones que se ven afectadas de manera substancial por el nuevo reparto de sólo la mitad de escaños. Por ejemplo la provincia de Madrid. Vamos a repartir los 12 escaños de dicha circunscripción, tomando los resultados de las últimas elecciones generales (del 20 de noviembre de 2011), aplicando el método d'Hondt a las candidaturas que superan la barrera del 3% de los votos válidos (para entender el proceso de reparto se recomienda la entrada Charla-Taller: "Análisis del 20-N: de los votos a los escaños").

La tabla de asignación de escaños queda así:

Candidaturas Votos Votos / 2 Votos / 3 Votos / 4 Votos / 5 Votos / 6 Votos / 7 Votos / 8
PP 1708572 854286 569524 427143 341714 284762 244081 213571
PSOE 875044 437522 291681 218761 175008 145840 125006 109380
UPyD 346122 173061 115374 86530 69224 57687 49446 43265
IU-LV 270223 135111 90074 67555 54044 45037 38603 33777

Así pues, los resultados quedan de la siguiente manera: 7 escaños para PP, 3 escaños para PSOE, 1 escaño para UPyD y 1 escaño para IU-LV. Comparamos estos resultados con los escaños que se reparten actualmente, teniendo en cuenta el porcentaje de votos que obtiene cada partido y el porcentaje de escaños que les otorga el sistema:



Actual
Con  reducción
Candidaturas % Votos Escaños % Escaños %
PP 50,84 19 52,78 7 58,33
PSOE 26,03 10 27,78 3 25,00
UPyD 10,29 4 11,11 1 8,33
IU-LV 8,04 3 8,33 1 8,33
Total 95,2 36
12


Puede observarse que, al reducir el número de escaños de la circunscripción, el partido más votado se beneficia al obtener mayor porcentaje de representación (5,55% más) con la misma cantidad de votos y, en este caso, el segundo y tercer partido pierden representatividad.

En el caso de Illes Balears, al pasar de tener 8 a 4 escaños, el partido más votado (PP) pasaría de tener el 62,5% de los escaños a tener el 75% de los escaños (con el 49,53% de los votos). Si vamos acumulando estas diferencias porcentuales en cada una de las circunscripciones observaríamos que esas diferencias en su conjunto importan, y mucho.

Pero lo verdaderamente destacable es que hay muchas circunscripciones en las que, al reducir el número de escaños, algunos partidos pasarían de tener representación en el Congreso de los diputados a no tenerla por dicha circunscripción. Por poner unos pocos ejemplos: IU en Málaga, Sevilla y Asturias, AMAIUR y GBAI en Navarra, AMAIUR y PNV en Álava, BNG en Pontevedra, PSOE en Ávila y Segovia, EUPV-EV, COMPROMIS-Q y UPyD en València, PP y ERC en Girona, ERC en Barcelona, PP en Guipuzkoa, ...

Por tanto, debemos saber que una medida de este calibre también afecta a la pluralidad representativa, no sólo otorgando más ventaja a los partidos que tienen más poder, sino que incluso borra del mapa algunas formaciones políticas y a otras las lleva directamente a la agonía más de lo que ya lo hace nuestro sistema actual con su desproporcionalidad en el método de reparto de escaños. Desde luego parece una medida perfecta para perpetuar a nivel nacional un bipartidismo bastante bien arraigado en nuestra sociedad y favorecido por el sistema electoral.

¿No deberíamos pensar un poco en estas consecuencias antes de apoyar una medida así?

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