martes, 23 de octubre de 2012

Cuando es el mensajero quien mata el mensaje

Empiezo relatando un fragmento de una conversación entre un grupo de profesores universitarios en el que salió el tema de la necesidad (o no) de la didáctica (en nuestro caso, didáctica de las matemáticas). Uno de los catedráticos presentes reconocía abiertamente que tenía un sentimiento de escepticismo hacia la didáctica (por no decir directamente que le parecía una cosa inútil). Y su argumentación se basaba especialmente en una experiencia personal. Decía que cuando fue estudiante, el único profesor de la carrera que hablaba de temas de didáctica era el peor profesor de todos los que había tenido.

La expresión popular "matar al mensajero" se refiere a descargar la ira que provoca una mala noticia en quien te la está contando, que en principio no tiene ninguna culpa (seguro que lo habéis visto en muchas películas).



Pero en el caso relatado era el propio mensajero quien estaba matando el mensaje. ¿Qué credibilidad tiene la didáctica si el que te habla de ese tema es todo un contraejemplo didáctico? Y lo que peor es que, al margen de la época de la que estaba hablando, creo que hoy eso tampoco es un caso aislado.

Estoy convencido de que todos los que nos dedicamos a la enseñanza durante nuestra formación profesional hemos tenido más de un profesor (y de 2 y de 3) de asignaturas relacionadas con la didáctica (tanto general como específica), la pedagogía, etc. que enseñaban justamente de la manera que decían que no se tiene que enseñar. ¿Tiene mucho sentido leer un documento en clase en el que pone que el alumno tiene que ser un sujeto activo en su aprendizaje? ¿Tiene sentido decir utilizando la metodología de una clase magistral que esa no es la mejor forma de dar clase? ¿Tiene sentido que el profesor actúe como transmisor del conocimiento para explicar teorías del aprendizaje general como por ejemplo las constructivistas? ¿Tiene sentido hablar del trabajo por proyectos sin hacer un proyecto? ...

Creo que debemos hacer todo lo posible para predicar con el ejemplo y no formar parte de los contraejemplos, que de esos ya hay muchos. Y también debemos hacerlo porque los estudios realizados dicen que los docentes acaban reproduciendo en gran parte el modelo de enseñanza-aprendizaje que han recibido y no tanto otros modelos que se les haya "contado".

Finalmente, creo que es de justicia dejar todo en su sitio y si bien no me parece una excusa válida para no hacer nada sí me parece pertinente la pregunta ¿tienen sentido las clases universitarias con 100 alumnos?

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